El comentario definitivo de uno de los Milagros de Nuestra Señora: El ladrón devoto

Siguiendo el esquema de nuestro Comentario de textos definitivo, basado en seis pasos que permiten un análisis lo más completo y a la vez lo más sencillo posible, nos disponemos ahora a analizar uno de los Milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo, como muestra del conjunto de composiciones medievales agrupadas bajo la denominación de “Mester de clerecía”. En el siguiente enlace podéis descargar la explicación del procedimiento: ANEXO. El comentario de textos definitivo

En este mismo blog podéis encontrar las siguientes entradas con comentarios de texto:

Presentamos una versión del milagro titulado El ladrón devoto, numerado con el VI dentro del conjunto de la obra, que pretende mantenerse relativamente cercana al texto original: hemos actualizado mínimamente el vocabulario para su mejor comprensión, y hemos adaptado la métrica para facilitar el comentario estilístico, pero todo ello sin caer en la versión libre. Así pues, a continuación del texto incluimos un glosario, con el fin de aclarar el léxico que pudiera presentar alguna dificultad.

Pero, antes de nada…

Permíteme un consejo

El ladrón devoto

142 Había un ladrón malo, que más quería hurtar
que ir a la iglesia o puentes levantar;
sabía por malas artes su casa gobernar,
mal uso que tomó no lo podía dejar.

143 Si hacía otros males, esto no lo leemos,
sería mal condenarlo por lo que no sabemos,
mas bástenos con esto que ya dicho os hemos,
perdone lo demás Cristo, en quien creemos.

144 Entre las otras malas, tenía una bondad
que le valió al final y le dio salvedad (1):
creía en la Gloriosa con toda voluntad,
y saludaba siempre hacia su majestad.

145 Cuando iba a robar o a hacer otra locura,
siempre se inclinaba de frente a su figura,
decía «Ave María» y también de escritura;
tenía su voluntad con esto más segura.

146 Como aquel que mal anda en mal ha de caer,
sorprendido en un hurto, llegáronlo a prender;
no tuvo ningún juicio en que se defender,
mandaron que lo fuesen en la horca a poner.

147 Lo llevó la Justicia para la encrucijada (2)
donde estaba la horca por el Concejo (3) alzada;
le taparon los ojos con toca bien atada,
lo alzaron de la tierra con soga bien tirada.

148 Lo alzaron de la tierra cuanto alzarlo quisieron,
cuantos estaban cerca por muerto lo tuvieron;
pero si antes supiesen lo que después supieron,
nunca le hubieran hecho aquello que le hicieron.

149 La Madre gloriosa, dispuesta a socorrer,
que suele a sus siervos en las cuitas valer (4),
a este condenado lo quiso en pro tener (5):
se acordó del servicio que le solía hacer.

150 Puso bajo los pies, donde estaba colgado,
sus manos preciosas y lo tuvo aliviado;
no se sintió por cosa ninguna molestado,
no estuvo más a gusto nunca, ni más pagado (6).

151 Después del tercer día vinieron los parientes,
vinieron los amigos y también conocientes (7);
venían a descolgarlo rasgados y dolientes,
era la mejor cosa en que ponían mientes (8).

152 Lo encontraron con gesto alegre y sin daño:
no estaría tan contento si estuviera en un baño;
decía que so sus pies (9) tenía un escaño (10),
no sentiría dolor aunque colgase un año.

153 Cuando así lo entendieron aquellos que lo ahorcaron,
pensaron que el lazo flojo se lo dejaron;
fueron arrepentidos que no lo degollaron,
tanto gozarían de eso cuanto después gozaron.

154 Estuvieron de acuerdo toda aquella mesnada (11)
que fueron engañados por la mala lazada,
mas lo degollarían con hoz o con espada;
por un ladrón non fuese tal villa afrentada (12).

155 Fueron a degollarlo los mancebos livianos (13),
con buenas espadas y cuchillos serranos;
metió Santa María entre medio las manos
y quedaron los cueros (14) de la garganta sanos.

156 Cuando se dieron cuenta que no le podían herir,
que la Madre gloriosa lo quería encubrir (15),
se vieron obligados del pleito a transigir,
y hasta que Dios quisiese lo dejaron vivir.

157 Lo dejaron en paz que siguiese su vía,
pues no querían ir contra Santa María;
enderezó su vida, renunció a la folía (16);
cuando le llegó el fin se murió en ese día.

158 A Madre tan piadosa, de tal benignidad (17),
que en los buenos y malos demuestra su piedad,
debemos bendecirla con toda voluntad,
pues los que la bendicen ganan gran heredad (18).

159 Las artes de la Madre y las del que parió (19)
encuentra semejantes quien bien las conoció:
Él por buenos y malos, por todos descendió,
y Ella, si la suplican, a todos socorrió.

Glosario:

(1) Le dio salvedad: lo salvó.
(2) Encrucijada: cruce de calles, plaza.
(3) Concejo: Ayuntamiento.
(4) En las cuitas valer: ayudar en los problemas.
(5) En pro tener: favorecer.
(6) Pagado: satisfecho.
(7) Conocientes: conocidos.
(8) Ponían mientes: pensaban.
(9) So sus pies: bajo sus pies.
(10) Escaño: asiento.
(11) Mesnada: gente.
(12) Afrentada: avergonzada.
(13) Mancebos livianos: jóvenes rápidos.
(14) Cueros: piel.
(15) Encubrir: proteger.
(16) Folía: locura.
(17) Benignidad: bondad.
(18) Heredad: fortuna.
(19) El que parió: Jesucristo.

1.- Localización del texto

El texto propuesto es uno de los Milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo, concretamente el VI.

La versión original, en castellano del siglo XIII, se encuentra en un manuscrito conservado en el archivo del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Se puede consultar en el siguiente enlace, por si fuera necesario contrastar con ella la versión (escasamente) modernizada que proponemos en este ejercicio:
El ladrón devoto

El mester de clerecía

En el siglo XIII, como alternativa a la poesía de carácter popular, transmitida de forma oral fundamentalmente por los juglares (de ahí que se agrupe bajo la denominación genérica de “mester de juglaría”, que se estudia en el post dedicado al Romance del conde Olinos), surge una poesía de carácter culto, tanto por el ámbito en que se crea, los monasterios, como por las exigencias compositivas que requiere. Esta poesía se agrupa bajo la denominación genérica de “mester de clerecía”.

Durante la Edad Media, los monasterios se convirtieron en centros de conservación de la cultura: allí se custodiaban los manuscritos salvados de la destrucción y los saqueos llevados a cabo en las guerras y las invasiones desde la Antigüedad; además, se realizaban copias a mano de las obras conservadas, que se obsequiaban o intercambiaban con otros monasterios.
Los fondos de aquellas bibliotecas consistían, fundamentalmente, en obras de carácter religioso en latín y, en menor medida, en griego.

Pero un sector de la clerecía considera que la literatura debe tener como finalidad instruir a los fieles en los preceptos de la religión, y al no entender estos el latín, no pueden tener acceso al contenido de todos aquellos volúmenes. Y por ello, comienzan a escribir en castellano.

Así, entre los siglos XIII y XIV, se crean en este ámbito clerical obras que responden a ciertas normas compositivas, que las distancian de la literatura de carácter popular, compuesta por una colectividad indeterminada y anónima, o por juglares a imitación suya.
El mester de clerecía presenta los siguientes rasgos característicos:

  • Las obras están escritas en verso, con arreglo a unas estrictas normas estilísticas.
  • La estrofa utilizada es la llamada “cuaderna vía”, formada por cuatro versos alejandrinos (14 sílabas distribuidas en dos hemistiquios de 7, separados por una cesura), que tienen una misma rima, en consonante. Esta estrofa recibe también el nombre de “tetrástrofo monorrimo”.
  • La lengua utilizada es el castellano.
  • Emplean un lenguaje culto y cuidado.
  • Los temas son predominantemente religiosos, aunque pueden estar también inspirados en la Antigüedad clásica.
  • Las obras tienen una finalidad didáctica: con ellas se pretende instruir a los fieles, fundamentalmente en cuestiones relativas a la religión.

Sus dos autores más importantes son Gonzalo de Berceo y el Arcipreste de Hita.

  • Gonzalo de Berceo vive durante el siglo XIII y se desenvuelve en el ámbito clerical de la Rioja y de Burgos. Su producción comprende sobre todo hagiografías, o vidas de santos, y obras de advocación mariana, dedicadas a ensalzar la figura de la Virgen María. Entre las primeras cabe mencionar las vidas de San Millán, Santo Domingo y Santa Oria. Pero sin duda la obra que destaca por encima de todas son los Milagros de Nuestra Señora, que constituye la narración de 25 milagros realizados por la Virgen en favor de personas que habían demostrado una gran devoción por ella.

En el siguiente apartado profundizaremos en su biografía.

  • Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, vive durante el siglo XIV.
    La única obra que se conserva de él es el Libro de buen amor, integrado por un conjunto de composiciones con temas muy variados: poemas de amor carnal y de amor espiritual, cantos a la Virgen, serranillas, coplas de estudiante, cuentos, fábulas… La obra, a pesar de su contenido aparentemente trivial, a veces incluso profano, tiene una finalidad didáctica: enseñar a los fieles cómo es el loco amor y cuáles son sus efectos, para que lo eviten y practiquen el buen amor.

Gonzalo de Berceo
Nace hacia 1198 en Berceo (La Rioja).

Profesa como monje, primero en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja) y después en el de Santo Domingo de Silos (Burgos).

Berceo

Es el principal representante del mester de clerecía.
Sus obras están escritas en un castellano culto, pero sencillo y claro, respondiendo a la finalidad didáctica del género.

Según su contenido, pueden clasificarse en:

  • Hagiografías. Narración de la vida de santos, especialmente de aquellos a los que se rendía culto en los monasterios con los que el clérigo estuvo vinculado: Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de Silos, Poema de Santa Oria y El martirio de San Lorenzo. Tras estas obras se esconde un propósito claramente propagandístico, ya que tienen como finalidad fomentar la devoción hacia estos santos, propiciando las peregrinaciones y los donativos hacia sus monasterios.
  • Obras de advocación mariana. Están dedicadas al culto a la Virgen María: Loores de Nuestra Señora, Duelo que hizo la Virgen y Milagros de Nuestra Señora. Tienen asimismo la finalidad de fomentar la devoción hacia la Virgen María.
  • Obras doctrinales: De los signos que aparecerán antes del Juicio Final y Del sacrificio de la misa.
  • Himnos: traducción al castellano de los himnos Veni Creator Spiritus, Ave maris stella y Christe, qui lux es et dies.

Muere hacia 1264.

Los Milagros de Nuestra Señora
Su obra más importante son los Milagros de Nuestra Señora, que consta de veinticinco poemas, compuestos en cuaderna vía, en los que cuenta otros tantos milagros realizados por la Virgen sobre personas de diferente condición social, pero que tienen en común su devoción hacia ella.

Según su temática, pueden distinguirse tres tipos de milagros:

  • Aquellos en los que la Virgen premia la bondad de su devoto. Es el cas
  • Milagros de Nuestra Señorao de La casulla de San Ildefonso.
  • Aquellos en los que logra salvar de la condenación a un pecador, sólo por la devoción que este mostró hacia ella. Por ejemplo, El ladrón devoto o El sacristán impúdico.
  • Aquellos en los que el protagonista sufre una crisis espiritual y la Virgen le ayuda a resolver el conflicto. Es el caso de La abadesa encinta.

Los Milagros presentan ciertos rasgos compositivos comunes:

  • Los temas y personajes son cotidianos, cercanos a los oyentes.
  • La estructura suele ser similar:
    • Introducción.
    • Caída del devoto.
    • Peligro de muerte física o espiritual (condenación).
    • Intervención milagrosa de la Virgen para salvarle.
    • Reflexión final sobre los beneficios que reporta la devoción a la Virgen.
  • El lenguaje es culto, pero no dificultoso, para facilitar la comprensión del mensaje.
  • Emplea recursos propios de los juglares, tales como el uso del estilo directo, para dar vivacidad a lo narrado; el léxico familiar, para hacer el contenido más cercano a los oyentes, o el apóstrofe a estos, para implicarlos en el mensaje.
  • A pesar de lo elevado del asunto, suele introducir en la narración alguna pincelada de humor.

2.- Determinación del tema

El poema narra la milagrosa intervención de la Virgen para salvar de la muerte a un ladrón que tenía gran devoción hacia ella.

Con esta historia, Berceo pretende mostrar a los fieles la gran misericordia de María, y su poder de intercesión, al ser capaz de conseguir el perdón para el pecador que le ha mostrado su fe.

3.- Distribución de su estructura y resumen de su argumento.

Como narración, presenta una tradicional estructura tripartita:

  • Las cuatro primeras estrofas (142-145) constituyen una introducción. Berceo presenta al protagonista de la historia, un ladrón que, al margen de sus pecados, tenía una virtud: era muy devoto de la Virgen María.
  • Las diez siguientes (146-155) narran el nudo de la historia. En cierta ocasión, el ladrón fue sorprendido y lo llevaron directamente a colgar a la horca. Pero la Virgen, acordándose de la devoción que aquel pobre pecador siempre le mostraba, colocó sus manos bajo los pies del ladrón y lo mantuvo apoyado, para que no se ahorcara. Cuando, al tercer día, los familiares fueron a recoger su cadáver, lo encontraron colgando en la horca, pero sano y salvo. Los vecinos, pensando que no se había ahogado porque habían hecho mal el nudo, decidieron decapitarlo, pues dejarle sin castigo supondría una deshonra para el pueblo. Cogieron espadas y sierras, pero cuando le iban a cortar la cabeza, la Virgen le protegió el cuello con sus manos, impidiendo la decapitación.
  • Las dos siguientes (156-157) narran el desenlace. Cuando se dieron cuenta de que no podían ejecutarle, entendieron que se trataba de un milagro de la Virgen y le dejaron libre. Él abandonó la senda del pecado y enderezó su vida.
  • Ya fuera de la narración, las dos últimas estrofas (158-159) constituyen un epílogo, en el que el autor indica la conclusión que debe extraerse de la historia: hemos de venerar a la Virgen, pues tanto ella como su hijo Jesucristo socorren a quienes les muestran devoción, aunque sean pecadores.

4.- Comentario de la forma y el estilo.

Se trata de un poema compuesto por 18 estrofas denominadas “cuaderna vía”. Son éstas estrofas de cuatro versos de 14 sílabas (también llamados alejandrinos), cada uno de los cuales se divide en dos hemistiquios de 7, separados por una pausa, llamada cesura.

Su rima es consonante y común a los cuatro versos, según el esquema:

7+7 A

7+7 A

7+7 A

7+7 A

7+7 B

7+7 B

7+7 B

7+7 B

……..

En este poema, la distribución de las rimas es la siguiente:

142 -ar

143 -emos

144 -ad

145 -ura

146 -er

147 -ada

148 -eron

149 -er

150 -ado

151 -entes

152 -año

153 -aron

154 -ada

155 -anos

156 -ir

157 -ía

158 -ad

159 -ó

Para regularizar la medida de los versos, es necesario tener en cuenta diferentes licencias métricas, tales como:

  • Sinalefa: la vocal final de una palabra y la inicial de la siguiente se unen en una sola sílaba, formando diptongo.

Había_un ladrón malo que más quería_hurtar (142,1)

Cuando iba_a robar o_a_hacer otra locura (145,1)

  • Hiato: separación de un diptongo en dos sílabas.

Mas bástenos con esto que ya dicho / os hemos (143,3)

pensaron que / el lazo flojo se lo dejaron (153,2)

  • Sinéresis: dentro de una palabra, creación de un diptongo entre dos vocales que normalmente no lo forman. En este caso, se trata de la anómala articulación aguda, en dos sílabas, de los pretéritos imperfectos «sabía», «podía» y «decía».

*Sab por malas artes su casa gobernar (142,3)

mal uso que tomó no lo *pod dejar (142,4)

*dec que so sus pies tenía un escaño (152,3),

  • Diéresis: dentro de una palabra, división de un diptongo.

La Madre glorïosa, dispuesta a socorrer (149,1) [«gloriosa» se articula aquí en cuatro sílabas]

sus manos precïosas y lo tuvo aliviado (150,2) [«preciosas» se articula aquí en cuatro sílabas]

Además, se aplican las normas del cómputo silábico tanto al final del verso como al final del hemistiquio. Así, la palabra final aguda hace que se sume una sílaba en el cómputo, resultando, por ejemplo:

mal uso que tomó no lo podía dejar (142,4): 6+1 / 6+1

perdone lo demás Cristo, en quien creemos (143,4): 6+1 / 7

Lo dejaron en paz que siguiese su vía (157,1): 6+1 / 7

ANEXO. Métrica fácil

Podemos encontrar varias figuras retóricas, tales como:

  • Hipérbaton. Alteración voluntaria del orden lógico-sintáctico de los elementos de la oración.

mas bástenos con esto que ya dicho os hemos (143,3)

[…que ya os hemos dicho]

mandaron que lo fuesen en la horca a poner (146,4)

[… que lo fuesen a poner en la horca]

Puso bajo los pies, donde estaba colgado,
sus manos preciosas y lo tuvo aliviado (150, 1-2)

[Puso sus manos preciosas bajo los pies, donde estaba colgado, y lo tuvo aliviado]

  • Epíteto. Adjetivo que no aporta ninguna carga semántica al sustantivo al que acompaña.

Había un ladrón malo (142,1)

  • Perífrasis o circunloquio.

Las artes de la Madre y las del que parió (159,1)

[…y las de su hijo Jesucristo]

  • Estructuras paralelas.

le taparon los ojos con toca bien atada,
lo alzaron de la tierra con soga bien tirada. (147, 3 y 4)

Después del tercer día vinieron los parientes,
vinieron los amigos y también conocientes (151, 1 y 2)

Él por buenos y malos, por todos descendió,
y Ella, si le suplican, a todos socorrió. (159, 3 y 4)

  • Repetición de oraciones o de contenidos.

lo alzaron de la tierra con soga bien tirada.

Lo alzaron de la tierra cuanto alzarlo quisieron (147,4 y 148,1)

no se sintió por cosa ninguna molestado,
no estuvo más a gusto nunca, ni más pagado (150,3-4).

  • Hipérbole. Exageración.

…no sentiría dolor aunque colgase un año (152,4)

  • Aliteración. Se aprecia una reiteración de sonidos /k/ y /l/ en:

Como aquel que mal anda en mal ha de caer (146,1)

y del sonido /s/ en:

Puso bajo los pies, donde estaba colgado,
sus manos preciosas y lo tuvo aliviado;
no se sintió por cosa ninguna molestado,
no estuvo más a gusto nunca, ni más pagado. (150)

ANEXO. Recursos retóricos de la lengua cotidiana

Berceo utiliza además recursos del estilo juglaresco, con el fin de hacer el poema más accesible para el público. Así, por ejemplo, introduce expresiones procedentes del lenguaje familiar, como la versión del refrán “quien mal anda, mal acaba”:

Como aquel que mal anda en mal ha de caer (146,1)

o la denominación de gente o vecindario bajo el término “mesnada”:

Estuvieron de acuerdo toda aquella mesnada (154,1)

También realiza apelaciones a los oyentes, de manera que se vean implicados en el mensaje de la historia. De este modo, en la conclusión, las formas verbales cambian de la tercera persona, propia de la narración, a la primera del plural, incluyéndose así el propio autor como destinatario del propósito:

A Madre tan piadosa, de tal benignidad,
(…),
debemos bendecirla con toda voluntad (158,3)

En el texto se aprecia un predominio de oraciones simples, o compuestas de muy baja complejidad. Cada estrofa constituye una unidad sintáctica y semántica cerrada, con sentido completo, y dentro de ella, raramente un sintagma supera la extensión de un verso, de manera que la comprensión resulta muy sencilla.

Al tratarse de una narración, encontramos gran cantidad de verbos en modo activo: había, quería, sabía, tomó, podía (142), hacía, leemos, sería, sabemos, hemos, perdone, creemos (143), tenía, valió, dio, creía, saludaba (144), iba, inclinaba, decía, tenía (145), anda, ha, llegáronlo, tuvo, mandaron, fuesen (146), llevó, estaba, taparon, alzaron (147), alzaron, quisieron, estaban, tuvieron, supiesen, supieron, hubieran hecho, hicieron (148), suele, valer, quiso, acordó, solía (149), puso, estaba, tuvo, sintió, estuvo (150), vinieron, vinieron, venían, era, ponían (151), encontrarlo, estaría, estuviera, decía, tenía, sentiría, colgase (152), entendieron, ahorcaron, pensaron, dejaron, fueron, degollaron, gozarían, gozaron (153), estuvieron, fueron, degollarían, fuese (154), fueron, degollarlo, metió, quedaron (155), dieron, podían, quería, vieron, quisiese, dejaron (156), dejaron, siguiese, querían, enderezó, renunció, llegó, murió (157), demuestra, debemos, bendicen, ganan (158), encuentra, conoció, descendió, suplican, socorrió (159).

Así, descartando los participios y los infinitivos, podemos contar un total de 100 formas verbales, lo que da como promedio más de 5 por estrofa, y eso supone, por tanto, que, de cada cuatro versos, hay uno que tiene más de una forma verbal.

Tal cantidad de acciones hacen que al hipotético oyente le resulte más fácil seguir el argumento de la historia narrada; a esto contribuyen también ciertos recursos estilísticos, como los paralelismos y las repeticiones.

Para llegar a sus oyentes, Berceo recurre a procedimientos semejantes a los que emplean los juglares para atraer la atención de su público. Así, por ejemplo, utiliza un lenguaje sencillo, con léxico común, expresiones familiares, refranes, etc. Por otra parte, para implicar a sus oyentes en la historia que está narrando, y que cale así mejor su mensaje, los interpela directamente, recomendándoles la devoción a María; en esta ocasión, en lugar de utilizar la segunda persona apelativa “debéis”, recurre a una primera persona del plural “debemos”, que le incluye también a él, colocándose de este modo en una posición cercana a los oyentes, que le da credibilidad. Además, la composición estética del poema gira en torno a los recursos de repetición, tales como paralelismos, repetición de oraciones y contenidos, aliteraciones, etc., lo que contribuye a que el mensaje cale mejor en los destinatarios.

También recurre al suspense para mantener la atención de los espectadores, anticipando el desenlace, pero sin llegar a desvelarlo:

pero si antes supiesen lo que después supieron,
nunca le hubieran hecho aquello que le hicieron (148,3-4)

Cabe señalar, además, que emplea imágenes muy visuales, de manera que los oyentes se representen con mayor facilidad lo que allí se está narrando; así sucede, por ejemplo, con la escena del ahorcamiento, en la que casi podemos ver a aquellos vecinos justicieros tirando de la soga, mientras el ladrón cuelga suspendido por el cuello.

Por último, hay que citar la introducción de algún rasgo cómico, para contrastar con lo dramático de la situación. En efecto, no deja de resultar hasta cierto punto divertido imaginar a ese ladrón, tranquilamente suspendido en el aire, diciendo, ante el asombro y la desesperación de sus ejecutores, que no tendría inconveniente en pasarse así un año.
El autor utiliza, pues, un estilo cuidado, pero con elementos del lenguaje familiar, que facilitan al destinatario la comprensión del poema, como corresponde a la finalidad didáctica que este entraña.

5.- Comentario del contenido.

Este poema pertenece al conjunto de milagros de Berceo en los que la Virgen salva de la condenación a un pecador, que a lo largo de su vida siempre ha obrado mal, pero que, paradójicamente, de forma paralela, ha mantenido una ferviente devoción a María. Es el caso de El ladrón devoto, El sacristán impúdico o El romero de Santiago.

El discurso de El ladrón devoto resulta ordenado y claro, como corresponde a su finalidad didáctica:

  • primero se plantea una situación,
  • a continuación se desarrolla,
  • y, cuando todo apunta hacia un final trágico, la milagrosa intervención de la Virgen, en dos ocasiones, da un giro al desenlace para salvar al pecador;
  • al final, se reflexiona sobre el sentido de la historia.

Este poema hay que entenderlo en el contexto de la época en que fue escrito. En la Edad Media, la religión impregnaba todos los aspectos de la vida cotidiana, y la fe era la medida de todas las cosas.

Además, era misión del clero adoctrinar a los fieles, y hacerlo del modo más efectivo posible. Berceo se dirige a un público indeterminado, en su mayor parte iletrado, y su propósito es suscitar en sus oyentes la devoción hacia la Virgen María. De ahí que decida narrar un asunto de tan alto nivel dogmático en la lengua que habla el pueblo, el castellano, y en un estilo común, fácil de comprender por todo el mundo.

Para dar veracidad a la historia y reforzar así su mensaje, Berceo asegura (posiblemente se trata de un recurso estilístico más) que el milagro no se lo ha inventado, que lo que él va a narrar ya había sido puesto por escrito antes:

Si hacía otros males, esto no lo leemos,
sería mal condenarlo por lo que no sabemos. (143,1-2)

Y es que, según el pensamiento medieval, aquello que estaba anteriormente escrito constituía una fuente autorizada, y referirse a ella daba credibilidad a lo que uno exponía o narraba.

[Este concepto se ha mantenido hasta nuestros días: en el Renacimiento y el Barroco, las autoridades eran los autores clásicos grecolatinos; en la Ilustración, los franceses; en el romanticismo, los alemanes; en el Realismo, los ingleses; en el siglo XX, los americanos, y en el siglo XXI, internet.]

Al plantearse como una narración objetiva (recordemos que el poeta asegura contar un suceso verídico, inspirándose en el testimonio escrito de otro autor), Berceo emplea la tercera persona: los sujetos de la acción son el ladrón, los vecinos, los familiares…

Sin embargo, concluida la narración, en la reflexión final se dirige a los oyentes, para hacerles comprender la importancia de venerar a María:

A Madre tan piadosa, de tal benignidad,
(…),
debemos bendecirla con toda voluntad (158,3)

Pero no lo hace desde una segunda persona incoativa *debéis, sino que, con un “debemos”, en primera persona del plural, se coloca en el mismo plano de los oyentes, incluyéndose, como uno más, entre ellos.

Este uso de la primera persona es diferente del que encontramos al principio, en la estrofa 143: “leemos”, “sabemos”, “dicho os hemos” y “creemos”. Frente a la expresión de modestia que entrañan estas formas, el “debemos” de la reflexión final encierra un propósito, con el que él mismo se compromete y con el que pretende comprometer a los oyentes.

Otro aspecto que hay que señalar es el de la forma de justicia ejercida por la colectividad. El ladrón, sorprendido en una de sus fechorías, es linchado por el pueblo:

no tuvo ningún juicio en que se defender,
mandaron que lo fuesen en la horca a poner (146,3-4)

Linchamiento

El castigo es inmediato, pero no logra su efecto, ya que, a los tres días (número que parece hacer referencia a la resurrección de Jesucristo), cuando llegan sus parientes y amigos a recoger su cadáver, ven que, inexplicablemente, el ladrón está vivo y que flota feliz en el aire. El pueblo vuelve a improvisar la justicia: deciden cortarle el cuello, “con hoz o con espada” (154,3), instrumentos de labranza y de guerra, respectivamente, es decir, de campesinos y de caballeros, lo que sugiere el hecho de que en aquel linchamiento participa todo el pueblo.

Pero en ambos casos la intervención de María salva al ladrón. Y es que su poder de interceder ante la justicia divina está por encima del poder de castigar de la justicia humana.

La última estrofa viene a reforzar este mensaje, al equiparar la facultad de interceder de María, socorriendo a cualquier pecador que se haya mostrado devoto suyo, con el poder salvador de su hijo Jesucristo, el cual vino al mundo y padeció en la cruz para redimirnos del pecado, a todos los hombres, tanto buenos como malos.

En el texto se aprecia un predominio de palabras de los campos semánticos del pecado, el castigo y la salvación, relacionadas con el tema:

  • Pecado: ladrón, malo, hurtar, malas, mal (142), males (143), malas (144), robar, locura (145), mal, hurto (146), ladrón, afrentada (154), folía (157), malos (158), malos (159).
  • Castigo: condenarlo (143), sorprendido, prender, juicio, defender, horca (146), Justicia, horca, soga (147), muerto (148), cuitas, condenado (149), colgado (150), daño, dolor, colgase (152), ahorcaron, lazo, degollaron (153), lazada, degollarían, hoz, espada (154), degollarlo, espadas, cuchillos (155), herir (156).
  • Salvación: perdone, creemos (143), bondad, valió, salvedad, creía (144), socorrer, valer, pro (149), aliviado (150), sanos (155), encubrir, transigir, vivir (156), paz, enderezó, renunció (157), piadosa, benignidad, piedad, buenos, bendecirla, bendicen (158), buenos, suplican, socorrió (159).

Al referirse a la Virgen emplea diferentes términos a lo largo del poema, para poner de relieve sus atributos y ensalzar su figura, con el fin de mover a devoción a los fieles: Gloriosa (144,3), Madre gloriosa (149,1 y 156,2), Santa María (155,3 y 157,2) y Madre (158,1 y 159,1).

6.- Interpretación, valoración, opinión.

En este poema, Berceo narra la intervención milagrosa de la Virgen para salvar de la muerte por linchamiento a un ladrón que, a pesar de sus pecados, siempre se había mostrado devoto hacia ella.

Pertenece al conjunto de composiciones poéticas agrupadas bajo el término de Mester de Clerecía, caracterizado por tratar temas religiosos o históricos de un modo didáctico, fácil de comprender por el pueblo llano. Así, Berceo escribe en castellano y empleando un estilo sencillo, cercano a los oyentes. Además, utiliza recursos comunicativos propios del arte juglaresco, tales como las estructuras sintácticas repetidas, la interpretación a los oyentes, las expresiones del lenguaje familiar, las descripciones de situaciones mediante imágenes muy visuales… y todo ello para conseguir que su público reciba con agrado el mensaje transmitido y se incline a la devoción hacia la Virgen.

El paso de ocho siglos, y especialmente la evolución hacia el racionalismo que ha experimentado el pensamiento desde la Edad Media hasta nuestros días, hace que los milagros ya no formen parte de la vida cotidiana de los hombres. La fe, la devoción, el sentimiento religioso, se manifiestan hoy en gestos más sencillos, que no requieren del fantástico aparato de la intervención divina en los asuntos humanos.

No obstante, una enseñanza moral sí que puede extraerse de El ladrón devoto, aplicable a nuestra pragmática forma de pensar actual. Y es que, por muy descarriada vida que haya llevado uno, siempre puede arrepentirse y volver a la senda correcta, cualquiera que sea la circunstancia que motive la vuelta al redil.

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trabajosdeliteratura

Soy licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, y compagino mi actividad profesional con mi vocación literaria, tanto en el plano del análisis crítico como en el de la creación.

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